miércoles, 15 de junio de 2011

A paso ligero

La expresión “pato cojo” es aplicada en la política norteamericana a un presidente al final de su período de gobierno cuando ya ha sido elegido su sucesor. Esto podía ser aplicable cuando Alejandro Toledo antes de dejar el cargo y con los resultados a la vista dedicó los últimos meses de su mandato a dejar mochas las tijeras de Palacio inaugurando todo lo que no se movía. En su caso, los meses finales fueron una inesperada luna de miel con la población, un alivio para quien en el tramo final logró repuntar su popularidad luego de estar por los suelos durante buena parte de su gobierno, con amenaza de vacancia incluida.

Pero a diferencia de aquella transición, que implicaba más un cambio de personal en el gobierno y no de las grandes líneas del mismo, la actual tiene otro cariz. Si bien es cierto que la moderación de Humala y la amplia coalición que se sumo a su candidatura hace improbable cambios bruscos de orientación, no menos cierto es que tras veinte años de neoliberalismo rampante el nuevo gobierno viene dispuesto a dar un giro a la izquierda. Ante la inevitabilidad del giro, ni lerda ni perezosa, la colación derrotada trabaja buscando generar un clima propicio que permita hacer un control de daños y al mismo tiempo poner límites a los arrestos reformistas del próximo gobierno.

La élite empresarial presionó al candidato electo para que este hiciera anuncios sobre los responsables en puestos claves del futuro gobierno, so pretexto de calmar a los mercados, y aún sin que hubiera una proclamación oficial de los resultados. Al pedido se sumó la prensa abiertamente jugada por el retorno del fujimorismo, que cuando la CONFIEP, más rápido que ligero, dice que no hay nada que temer y elogia la preocupación por la inclusión social del mandatario electo, cambia el discurso prepotente y nos habla de la necesidad de la reconciliación entre los peruanos. Precisamente, quienes durante semanas azuzaron todos los miedos hablan ahora de la necesidad de cerrar heridas.

La coalición derrotada, con García a la cabeza, prepara una retirada ordenada. Mientras los empresarios acomodan el cuerpo a la nueva realidad y al gran público se le habla de reconciliación, la alianza apro-fujimorista hace intercambios de presentes. El congresista José Vargas habla de la posibilidad de indultar a Fujimori y la premier hace cambios en la presidencia de la Comisión de Gracias Presidenciales, que sería la encargada de recomendar el indulto según lo denunciara La República. Esto corre en paralelo con la aprobación y defensa de la ley Nº 29703 que hacen el gobierno y su promotor, el congresista Sousa. La ley pro-corrupción, fue aprobada a mediados de mayo e introduce modificatorias al Código Penal que según los entendidos cubriría las espaldas de varios funcionarios públicos del actual gobierno, además de beneficiar incluso a los procesados por corrupción durante el régimen fujimorista.

Junto con lo anterior, la bancada aprista apura el nombramiento de Walter Gutiérrez como nuevo defensor del pueblo. La comisión evaluadora presidida por González Posada lo postula como único candidato, a pesar de que hubo treinta y cuatro postulantes al cargo, para ocupar el cual se requiere tener 35 años, ser abogado de profesión y gozar de una reconocida reputación, integridad e independencia. Algo que podría estar en tela de juicio en virtud de que el Ministerio Público lo ha investigado por malos manejos.

Lo cierto es que mientras el presidente electo se va de gira por la región, de forma un tanto apresurada tal vez, y los cuadros más cercanos a Humala se ocupan de las tareas de transferencia al nuevo gobierno, la coalición derrotada se mueve con rapidez. Aquello del “pato cojo” no es aplicable a nuestro presidente, ni para esta transición. Por el contrario, es probable que muchos funcionarios estén prestos a realizar horas extras para entregar la casa en orden. Si un fin de semana fue suficiente para que en el Ministerio de Salud desaparecieran 800 cajas conteniendo 41 mil documentos correspondientes a la gestión de Hernán Garrido Lecca, tiempo hay para ello.

Publicado en Boletín de Notcias.SER - 15/06/2011

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